Buenas y santas,
el viaje a la tierrina de noviembre debería volverse una costumbre. El de este año nos ha sentado magníficamente.
Cruzando puentes
El primer compromiso que nos habíamos marcado era el de visitar el Faedo de Ciñera, que aún no conocíamos pese a estar tan cerca (y la de cosas que nos quedan por descubrir).
Para hacer el camino, que mejor compañia que la gente del Comando León y el afable Carlos, hombre de monte y buen amigo.
El primer objetivo era visitar a Fagus, esa haya centenaria de la que tantas fotos hemos visto , y todas sus compañeras, ahora que se ven tan amenazadas con la llegada de la línea de Alta Tensión entre Sama y Velilla.
El Faedo es un espléndido lugar, accesible incluso para los niños, ideal para reunirse con amigos o la familia para compartir las vituallas. Se llega rápidamente si se accede en coche hasta la antigua bocamina, ahora reconvertida en santuario.
Tras una rápida visita del pequeño bosque de hayas, nos adentramos en el sendero que lleva a Vegacevera, con ánimo de observar desde las alturas el entorno. Y para ello comenzamos a caminar “hacia la luna”.
Paradójicamente fue aquí donde comenzó nuestro viaje al fondo del mar. A medida que fuimos subiendo hacia el pico situado en la inmediaciones encontramos diversos fósiles. Dicen algunos libros que nuestra cuenca está situada sobre estratos de interior donde aparecen yacimientos fósiles de plantas, como los helechos … contrariamente a la cuenca asturiana que es marina, lo que significa que alguna vez estuvo bajo el mar, siendo habitual encontrar conchas marinas entre sus fósiles. Por eso nos resultó chocante encontrar varios restos provenientes de las profundidades del mar. Si el amigo Lombas, o alguno de sus alumnos, nos quiere despejar la duda sobre los orígenes de nuestra cuenca ….. somos todo ojos.
Una vez en la “cumbre” nos dedicamos a disfrutar de la admirable belleza geológica sobre la que están asentados nuestros pueblos, lamentablemente perturbada por escombreras que rompen en mil pedazos el paisaje. Lástima que la conciencia ecológica haya tardado tanto en llegar.
Geología en estado puro
Para descender alguno se fue cresteando, mientras otros “subcresteabamos”, buscando el mejor camino para recuperar nuestro punto de partida. Una bajada con momentos muy divertidos.
Al final la recompensa de un buen bocadillo de lomo con pimientos, de El Bierzo por supuesto. La despedida entorno a un café donde la concejala a la que hacia mucho tiempo que no veíamos.
Seguro que se nos queda alguna anécdota que esperamos que mis compañeros de andadura nos recuerden. No olvido que tengo que hablar de Páramos del Sil y de sus semejanzas con las propuestas de La Zorrera …. será otro día.
Un saludo
Technorati Tags: sama-velilla, Faedo
Compártelo